domingo, 27 de septiembre de 2009


Los cuentos viajen de un lado para otro, las historias que se cuentan no dejan de moverse; de una cabecita a otra, crean mundos imaginarios que nunca se desvanecen, porque aunque los niños que los lean crezcan, en sus memorias siempre quedaran recuerdos de ese barco en el que rescataban princesas o ayudaban a seres mágicos a ser aceptados.
Hoy, vivimos en el desastre de la madurez, en el que aun siendo jóvenes, nos obligamos a nosotros mismos a ser adultos.
Luchamos contra viento y marea por no soñar, no vivir en esas realidades llenas de magia y fantasía, que tanto nos gustaban.
Hábilmente, nos alejamos de disfraces y actuaciones poco nítidas, dejando atrás los mejores años de nuestras vidas, queriendo crecer demasiado deprisa, asumiendo todas las responsabilidades que se escapan y dejando de lado todo aquello que nos completaba.
Ahora miramos con añoranza esos años en el parque, en el que por un día, los playeros eran zapatos de tacón y el uniforme escolar, un gran vestido de baile.
No eran las historias de princesitas mis preferidas, el toque futurista siempre brillaba…o el fantástico y misterioso, los vampiros, brujas y demás, eran mis grandes amigos.
Hoy echo tan en falta esos toques de imaginación y vida, que ni mis ojos son capaces de arrebatar una lagrima de emoción; la monotonía se clavo con uñas y dientes, y no se irá…ya no.
Antes todas mis estanterías estaban llenas de historias donde el plan que se seguía no existía, las normas brillaban por su ausencia y la normalidad era una especie extinguida. Ahora mi mente no sabe componer una, aunque sea mala, historia de amor entre sirenas y marineros, los hechizos y palabras inventadas ya no revolotean en mi garganta como las mariposas en primavera, solo son letras sin sentido alguno, gritando actos suicidas para la edad.
Ya no sueño con que harán los protagonistas de mis libros con las cubiertas bajadas, me atormentan notas, resultados y problemas cotidianos. La amargura hecha realidad habita en los cuerpos de aquellos que no saben soñar.

1 comentario:

  1. "Hoy echo tan en falta esos toques de imaginación"

    ¿Te parece poca imaginación la que tienes?

    ResponderEliminar